Les dió a los constructores un límite de plazo, ya que quería regalársela a su bella hija para su casamiento ¡Ordenó que en 20 días estuviese terminada! Todo el mundo pensó que el rey estaba loco, ¡no se podía construir una catedral en tan poco tiempo!
La reina preocupada habló con el rey y le comentó que no podía exigirle a los constructores que la catedral estuviera lista en ese plazo de tiempo.
Pero el rey empeñado en que se hiciese lo que él quería, visitaba todos los días a los trabajadores de la obra y les reñía, ya que la obra no avanzaba practicamente nada de un día a otro.
Pocos días después, el rey enfermó y el médico le comunicó a la familia que su estado de dalud era muy grave. El monarca murió, pero unos minutos antes de su muerte le juró a su hija que para su boda estaría lista la catedral. Y así fue, nadie se explica aún cómo pudo estar lista para el casamiento de la jóven. Y es que se dice que el rey salió de la tumba y la terminó.
Realizada por Carmen Guirao.
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